Desde la intersección entre la avenida 4 y la calle 79, justo frente a la iglesia La Consolación, los feligreses dieron inicio a la 21° Caminata en honor a la Divina Misericordia, este domingo a las 2:30 de la tarde.
Frente al Santísimo Sacramento, la actividad comenzó con la realización de la Coronilla de la Misericordia, la oración típica de los devotos. De rodillas y ojos cerrados, elevaron sus voces por el país, por sus familiares en el exterior, por sus propias dolencias y las de sus seres queridos.
Bajo el ardiente sol marabino, asistentes de todas partes de Venezuela alzaron sus oraciones y partieron rumbo a Grano de Oro, en un recorrido de aproximadamente 10 kilómetros, a través del Boulevard 5 de Julio.
Pancartas, gorras tricolor, y cientos de franelas blancas inundaron las calles. Pies descalzos y túnicas también se presenciaron, entre aquellos que, fieles a la fe, cumplieron sus promesas ante la imagen de Jesús, llevada sobre los hombros de los Caballeros de la Misericordia.
Actos de devoción y de fe
“Este es el primer año que camino descalza y vestida como Jesús pidiéndole por mí. Fui diagnosticada con cáncer de tiroides y vine para pedirle a Dios por mi salud”, contó Yasmery Aular, de 43 años. Sus pies, cansados, recorrieron gran parte del tramo en contacto directo con el asfalto. Su fe y esperanza contagiaron a sus familiares. “Les pedí que vinieran conmigo. No es mi primera caminata, el año pasado vine con una sobrina que también estaba enferma, pero esta vez me tocó orar por mí”, expresó.
Gabriel Cardozo, un joven de 23 años, también llevaba su túnica blanca con los rayos azul y rojo, representativos de la imagen de Jesús. “Vine a pedirle a papá Dios por mi salud. Estoy enfermo y solo espero poder curarme, así que cumplí mi promesa de este año”, contó. Estaba rodeado por sus parientes más cercanos, quienes le infundieron ánimos durante la caminata.
Como Gabriel y Yasmery, varios niños pequeños también emulaban las ropas de Jesús. En los brazos de sus padres, abuelos y tíos, recorrieron 5 de Julio para ser cubiertos con la Misericordia del Padre.
El foco más allá de las fronteras
Recordando a todos aquellos venezolanos que han emigrado del país en busca de un mejor futuro, se ofreció la ceremonia en gran medida por ellos. Tanto en las palabras que ofreció el presbítero Diuver Martínez, párroco de la Universidad del Zulia, al inicio de la actividad, como en las diferentes estaciones dispuestas a lo largo del camino y durante la eucaristía de clausura, fue una de las principales intenciones en voces de los organizadores y de los peregrinos.
A sus 15 años, Karla Mendoza vivió la experiencia con una particular tristeza. “Desde los dos años vengo con mi familia, ya son 13 años asistiendo a la caminata y por primera vez me tocó sin mi papá”, las lágrimas corrían por su rostro. Carlos Mendoza, padre de Karla y de Juan Pablo (10 años), partió a Colombia hace dos meses. Sus hijos y su esposa, Liliana Angulo, oraron por su bienestar y por volver a compartir con él pronto.
Juan Pablo, el hermanito de Karla, evitó ser captado por las cámaras. El momento fue tan emotivo para él que no pudo contener el llanto. “Mi hijo asiste a la caminata desde que estaba en mi barriga y no ha faltado ni un año, también está afectado por estar aquí, por primera vez, sin su papá”, explicó Liliana.
“No tenemos miedo de nada, Jesús está con nosotros”
Pasadas casi cuatro horas, la feligresía llegó hasta los terrenos de la Universidad del Zulia, donde la imagen de la Virgen de la Merced recibió a su hijo frente a toda la comunidad católica. Las dos imágenes fueron dispuestas al pie de la tarima, desde donde se ofició la Santa Eucaristía.
Durante la celebración de la eucaristía, el presbítero Juan Navarro, encargado por Monseñor Ubaldo Santana, arzobispo de Maracaibo, para presidirla, hizo especial énfasis en “confiar en Jesús y en su Divina Misericordia”.
“Así como Dios le dijo a Santa Faustina, también nos dice a nosotros que no tengamos miedo, que confiemos en él (…) En el momento de oscuridad que vivimos en el país, es la fe la que nos da la fortaleza para seguir. Confiemos siempre en Su misericordia”, dijo el párroco durante la homilía.
Al momento de las intenciones, se reforzó la esperanza por “la mejoría de la situación en el país y por los hermanos venezolanos que se encuentran en otras tierras”. El sacerdote que leyó las peticiones, recalcó: “Pidamos para que en este país pueda surgir la cruz de Jesús”.
Poco después de las 7:00 de la noche, se dio por finalizada la actividad. De vuelta a sus hogares, la feligresía mostraba en sus rostros la paz que Jesús de la Divina Misericordia le infundió. Recogiendo sus banquetas, sus termos de agua, cavas con el hielo derretido y limpiando el sudor de sus frentes, cada peregrino retornaba por el mismo camino por donde una hora antes habían visto llegar la imagen de Jesús.
Noticia al Día
Fotos: Rafael Bastidas
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