Estos cuatro zulianos hacen honor a este día ¡Porque el trabajo, honra!

Image may be NSFW.
Clik here to view. Andrés Delgado (55)

Andrés Delgado (55)

Nacer, crecer, estudiar y trabajar, parecieran ser los mandamientos de la vida; pero, entre las multitudes hay historias de distintos matices. El cepilladero, para aplacar el calor; el ‘dalero’, para los no tan diestros al volante; el cafecero, para las mañana somnolientas de la maternidad o la morgue; la joven de sonrisa explayada de la panadería. Cada uno en su oficio nos cuenta por qué el trabajo, honra.

“Por casualidad”, así llegó al mundo del trabajo Andrés Delgado (55), quien era de afro frondozo y pantalones campana, por allá, por el 87′.

“Mis amigos me dijeron que había una señora que estaba alquilando un carrito de cepillado. Ese tenía asiento de bicimoto. Decidí dedicarme a eso. Me veían pasar y creían que me había vuelto loco. Hasta me daba pena pasar frente a la casa”, narró.

Ya han pasado 29 años. Lo recuerda porque es la misma edad de su hija. Una muchacha que se graduó como Licenciada en Nutrición “a punta de cepillados”, como él mismo confesó.

El cepilladero sale desde su casa en Valle Frío hasta el Bolipuerto cada mañana. Dónde permanece de 9:00 de la mañana a 3:30 de la tarde.

Son ocho carritos los que ha pedaleado desde que este oficio lo escogió. Bs. 1 (de los viejos) costó el primer cepillado que vendió. Su camino le enseñó que “trabajando es que se construye un país”.

Image may be NSFW.
Clik here to view. Domingo Díaz (80)

Domingo Díaz (80)

80 años de piel ‘chocolate’ están a un costado de la Catedral de Maracaibo. Domingo Díaz se llama quien hace 17 años hace de ‘dalero’ acomodando los carros que van al Consejo Legislativo del estado Zulia (Clez), Palacio de los Cóndores, Teatro Baralt y la misma Catedral.

Llegó a ese oficio “porque había que buscar otra manera de sobrevivir”, dijo, con una actitud relajada, de sonrisa sin razón y sincera.

“Antes trabajaba en la Intendencia de la parroquia Bolívar, en la limpieza (…) Siempre andaba por aquí (…) Después me puse en esta esquina y aquí sigo”, contó.

El octagenario comentó que siempre anda corriendo de allá para acá, porque trabajar es su mayor satisfacción para “no estar atenido”, aunque resaltó que cuenta con la ayuda de sus 10 hijos.

Su indumentaria de ‘dalero’ incluye el pito que, según él, “sirve pa’ que los malandros no lleguen”. De las ganancias saca “para los platanitos, las verduritas y la comida”.

Domingo vive en una barriada de la zona norte. El trayecto hasta el Casco Central y sentirse útil es el mayor combustible para seguir viviendo como uno de 40. Insiste que esa esquina estará “hasta que tenga fuerzas”.

Image may be NSFW.
Clik here to view. Dia del trabajador (22) Atender a los clientes con una sonrisa, paciencia y cariño, es algo natural en Yenifer Flores, una joven de apenas 21 años que sabe el verdadero valor del trabajo por herencia de sus padres.

A la edad de Yenifer hay quienes ni siquiera han tenido su primer empleo; ella, por el contrario ha trabajado en zapaterías, supermercados, ayudando a su papá en la economía informal y, desde hace tres meses está en la panadería Punto 72.

El trabajo más importante en su vida, es ser madre de un bebé de 1 año y seis meses. A pesar de todas sus responsabilidades, también estudia quinto semestre de Enfemería en el Unir.

“Cuando uno trabaja, sabe lo que es la responsabilidad. Me levanto a las 4:30 de la mañana para poder llegar temprano. Porque vivo lejos, en La Curva”, relató.

Esta joven de corta vida y mucha historia, aseguró que desde que trabaja reconoce el valor del dinero. Sus esfuerzos van ligados al amor por su hijo, por eso destacó que quienes comienzan desde abajo, saben permanecer arriba.

Image may be NSFW.
Clik here to view. Joharwin Rincón (41)

Joharwin Rincón (41)

“Trabajar no es para todo el mundo. Yo lo hago porque lo necesito, pero además, porque me gusta”, expresó.
Quienes pasan una mala noche en la morgue de Maracaibo o en el Castillo Plaza, siempre agradecen la presencia de Joharwin Rincón (41), el cafecero ‘espantasueños’, que a veces fía a los conocidos y camina amigable con su ‘ejército’ de termos.

“Antes era chofer de 5 de Julio, La Limpia y Veritas; pero, me va mil veces vendiendo café. La idea vino de mi pareja”, contó.

Hace tres años se aventuró vendiendo bolsas en Abastos Bicentenario; sin embargo, después “salieron muchos bolseros y por eso me puse vender café”.

Joharwin explicó que al principio sentía vergüerza por vender los ‘marroncitos’. Asimismo, manifestó que toda la pena desapareció al ver sus ganancias el primer día.

“El primero termo me costó Bs. 200. A los tres días de trabajar me compré uno más grande en Bs.500. Luego dos más. Ahora tengo seis”, detalló.

La venta de cafés le ha servido para arreglar su viejo Ford Falcón del 64′ en reiteradas oportunidades, así como, para mantener a sus tres hijos.

“Salgo a las 4:30 de la mañana. Hago dos viajes en el día y otro en la noche. A las 9:00 o 10:00 de la noche, estoy en la casa.

Exhortó a los jóvenes a trabajar de manera honrada, porque todos los oficios dejan buenas experiencias y grandes amigos. “He visto a tantos entrar a la morgue, pueden tomar mi ejemplo, porque el café me ha ayudado a sobrevivir”, dijo.

Este hombre no tiene intención de retirarse de las hileras de Indio Mara, la maternidad o la morgue. A su llegada grita “¡Tendo el café lengua ‘e suegra, caliente!, porque su dilema es “si el gallo no canta, nadie lo escucha”.

Image may be NSFW.
Clik here to view. Dia del trabajador (34)