
Familiares comentaron a las afueras de la morgue parte de lo sucedido.
La falta de medicamentos para controlar la esquizofrenia afectó a Johan Ricardo Romero García, de 39 años, quien el pasado domingo decidió rosearse con gasolina y prenderse fuego en el interior de su vivienda, ubicada en el barrio 28 de Diciembre del municipio San Francisco.
Olga Urdaneta, hermana de la víctima, señaló que desde hace unos 8 años a Johan le diagnosticaron esquizofrenia, enfermedad que le era tratada en el sanatorio Ricardo Álvarez, y la cual era controlada a través de medicamentos específicos, pero desde hace dos meses atrás la condición de Johan empeoró cuando dejó de encontrar sus pastillas.
“La enfermedad le cambió mucho la vida, porque cuando no se tomaba las pastillas se convertía en una persona agresiva, violenta. Sin embargo eso no le impidió surgir en su trabajo, y con esfuerzo montó una cauchera en su casa”, dijo Urdaneta.
Calvario
El pasado domingo, cerca de las 6.00 de la mañana, Johan se levantó, se bañó, y tras vestirse se roseó de gasolina y se prendió fuego. Los vecinos, al escuchar los gritos intentaron ayudarlo, pero la casa estaba cerrada. Fue por eso que se metieron por el techo y lo apagaron.

Foto reproducción de Johan Romero.
Olga señaló que la respuesta prestada por los bomberos de san Francisco no fue la mejor, pues querían trasladar a Johan, quien sufrió quemaduras de tercer grado en 95 por ciento de su cuerpo, al Hospital General del Sur.
“Ellos decían que no podían salirse del parámetro, pero nosotros hicimos que lo llevaran al Hospital Coromoto. Allí lo atendieron, y mientras lo limpiaban las heridas fueron más extensas. Murió este jueves a causa de complicaciones porque muchos de sus órganos se atrofiaron”, dijo la hermana.
Escuchaba voces
Los familiares señalaron que Johan tenía conducta agresiva cuando dejaba de tomar sus pastillas, y él decía que escuchaba voces que lo convidaban a matar.
“Tenía dos meses que no tomaba sus pastillas porque no las conseguía. Cuando entraba en crisis amenazaba a su familia. En estos días le dijo a papi (su padre) que no fuera a visitarlo porque no quería hacerle daño. La voz le decía que lo matara. Y a mí una vez me golpeó y me dijo que la voz le decía que me asestara 70 puñaladas. Por eso yo no lo visitaba”, recordó Olga.
La víctima era el menor de tres hermanos y dejó un hijo en orfandad.
Fotos: David Moreno
Noticia al Día