
Regresó nuestra Fabiana Fuentes, cronista zuliana. Foto: Archivo.
No hay batalla que se gane sin luchar, no hay lucha que no valga la pena cuando la causa es la vida misma.
Fabiana Fuentes, una cronista zuliana de pluma única, vuelve al ruedo con Noticia al Día, y esta vez cuenta, quizás, la historia más difícil que le ha tocado hasta ahora: su renacer como el fénix tras enfrentar un tumor que trató de apuñalar su existencia. Pero lo aceptó, peleó, dominó y pulverizó.
El proceso continúa, el tratamiento es largo, pero seguro. Paso a paso, sigue trazando su camino. Este es el primer texto que escribe Fabiana desde que aquella noticia le arrebató la pluma, esta es la primera cuartilla de las muchas que vendrán.
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Tumor cerebral, lado izquierdo.
Era domingo y ya estaba a punto de irme a Maracaibo. Dolor de cabeza, fatiga y mareo. De vuelta a Caracas.
Al otro día me dijo el doctor que era un tumor cerebral. No me lo creía. No dolía tanto. No afectaba tanto. Lo cierto es que me debían operar lo antes posible, o sería peor. Mi familia vino a Caracas. Una despedida y pa’l quirófano. Nerviosa, pero pa’l quirófano.
Salí viva de esa operación. Solo viva. Me sentí terrible. Mi lado izquierdo de la cabeza estaba rasurado y tenía grapas en la piel. Sentí que algo pasaba (o no pasaba) en mi espalda, en el lado derecho. Duré en cuidados intensivos cinco días. Estaba hinchada, con parálisis facial. Ojo derecho cerrado. Diagnóstico: hemiplejia derecha.
Hospitalizada medio mes.
No sentía el lado derecho, pero pa’ lante. Comí pollo (era vegetariana) y ni me di cuenta. A todos los llamé por dos nombres: a una amiga desde chiquitas de Maracaibo, a un amigo (mi exnovio). Llamé a mi mamá, y a mi papá, quien murió hace tres años. Hablaba cortico y hablaba mal. Decía “¡apaga cortinas!”, cuando me refería a que apagaran la luz. Decía “yum, yum” cuando quería comer.
No podía leer, menos escribir. Tenía las venas rotas por tantas medicinas. Catéter en mi cuello. Del lado izquierdo sentía, del lado derecho no. Tuve una sonda en la vejiga por 21 días. Al 22, hice pipí sola.
Desde que salí, ya no tengo tumor.
Me sentaron en la silla de ruedas. No sentí nada, ni cuando me inyectaron en el cuello. Me caí y me rompí la cabeza. Otra vez. Se hicieron círculos de oración en mi nombre. La cosa fue en abril y ya es septiembre. Ya no necesito la silla de ruedas. Uso bastón (por ahora). Ya han pasado casi cinco meses desde de la operación. Cinco meses. Ya veo mejor, mucho mejor. Mi brazo aún no avisa. No se siente. Es como tenerlo dormido. Los pies están bien, dentro de lo que cabe.
Sigo en Caracas, ya falta menos.
Hay dos opciones: te dejas llevar hundiéndote o mandas todo a la mierda y sigues intentándolo. Soy más de la segunda.
Soy Fabiana Fuentes y aún falta mucho trecho, pero seguiré intentando.
Pronto espero escribirles con mi otra mano.
Noticia al Día